OPINIÓN ¿A dónde quedó el líder gremial que defiende la dinámica económica, la industria, la capacidad de generar empleo de los empresarios?

Por: Fernando Nicolás Araújo

Durante el 11 y 12 de agosto tuvo lugar en Cartagena el Congreso Nacional de Empresarios en el marco de la ANDI. El evento, con una intensa agenda académica, fue liderado por el director del gremio en un papel muy gobiernista y quien brindó nulo espacio para el debate. Lo anterior, lejos de parecerse a los agremiados, valientes y apegados a la legalidad.

Intervino Mauricio Cárdenas, un Ministro de Hacienda que lleva 4 años en la cartera, pero a quien escuchamos proponer un esquema económico como si apenas llevara un mes en el Gobierno. Expuso lo de costumbre, que todos los pesares de la economía, inflación de 8,97% bordeando los dos dígitos, déficit fiscal de casi 4% del PIB, déficit en cuenta corriente de 6% del PIB, endeudamiento externo de pre crisis alrededor del 43% del PIB, deuda total del Gobierno con vigencias futuras de alrededor 63% del PIB, estancamiento de la generación de empleo con dos periodos consecutivos de aumento del desempleo, todos esos males son responsabilidad del precio del petróleo, del Fenómeno del Niño, los vecinos y la nueva: el paro camionero. El Gobierno entra en sus últimos dos años de 8 y nada de lo que ha sucedido con la economía es su responsabilidad. Ya estamos acostumbrados.

A lo que no podemos acostumbrarnos es que mientras el Ministro se escuda, el director de la Andi lo proteja. El ex Viceministro de Hacienda aún cree que sigue en el cargo. No reacciona a un impuesto de renta que el próximo año va a llegar al 42%, ni se inmuta de la propuesta de reducir la tasa pero modificar la base para que todo quede igual o incluso peor al sumar el impuesto a los dividendos. ¿A dónde quedó el líder gremial que defiende la dinámica económica, la industria, la capacidad de generar empleo de los empresarios? Tres años después de que cambiara la tendencia de los precios de las materias primas y de que el dólar llegara a $3.000 pesos, aún las exportaciones no reaccionan y la industria sin Reficar se mantiene estancada apenas creciendo el 2,8%, al igual que el agro.

De repente un nuevo dilema. Después de una presentación de lo que será, ¿ahora sí?, la locomotora de la infraestructura, los agremiados tuvieron un aterrizaje forzoso. De 8 proyectos de 4G solo se podrán financiar 3 y seguramente a tasas más altas y con peajes exorbitantes, porque el cierre financiero se programó con dólar a $1.800, tasas a 5,5%, economía creciendo al 4,5%. Lo anterior, hoy, está bastante lejos de la realidad.

Y la respuesta del Gobierno entre puya y puya es que la única forma de salir de atolladero son más impuestos (y los más regresivos de todos aunque le digan a la reforma «estructural») porque la austeridad inteligente se llama bajar la inversión como porcentaje del PIB del 4,3% en 2016 al 3,6% en 2017. Pero nadie sabe al final en que va a consistir la reforma tributaria que se aprobará sin debate, sin discusión, a pupitrazo, pero con mucha coima y negociación bajo la mesa. Y ¿la vehemencia del líder gremial contra tal equivocación? No se vio, a lo mejor se confundió con su cargo anterior.

Ahora todo se va a resolver con la firma de la paz. ¿Será que la firma del acuerdo de La Habana va a lograr que ELN deje de asesinar para solicitar la impunidad que van a recibir los cabecillas de las FARC? ¿Será que las Bacrim dejaran de traficar con oro y coca o se van a disfrazar de movimiento político de izquierda para lograr escaños en el Congreso de la Republica sin votos? Esta es la nueva economía.