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Doctor

JUAN MANUEL SANTOS CALDERÓN

Presidente de la República

Ciudad

Asunto: Renuncia a la Presidencia

“Cuando no se puede gobernar”, tituló Usted una nota dirigida al entonces presidente Ernesto Samper, la cual fue publicada en el periódico El Tiempo, el 1 de marzo de 1996. Hoy sus propias palabras que acertadamente planteó para ese momento, cobran plena vigencia en el actual, porque cuando no se puede gobernar, el presidente debe hacerse a un lado para no hacerle más daño al país.

Decía Usted a Samper, con toda razón, lo que hoy le expresamos a Usted también con absoluta certeza: “…la crisis de gobernabilidad ya es evidente, así el Gobierno no lo reconozca. Y el precio que pagaremos todos los colombianos será cada día más elevado.”

Usted llegó a la Presidencia, por haberles prometido a los colombianos en campaña que continuaría las políticas de la Seguridad Democrática que desde 2002 hasta 2010 venían recuperando la viabilidad del país; pero una vez Usted elegido comenzó el “descuadernamiento” del Estado colombiano en su conjunto, por culpa del pésimo manejo del gobierno.

Nuestra economía está quebrada. El crecimiento del país por debajo del 2%, muestra una crisis nunca vivida en la historia de Colombia, situación que ha tocado fondo. Un déficit fiscal de $40 billones; la deuda pública pasó del 44% del PIB al 54% (más de $472 billones); acabó con la inversión privada; tres reformas tributarias que han golpeado a las clases media y baja, como nunca había ocurrido en el país; entre otras muchas situaciones graves.

Usted modificó el sistema general de regalías para centralizar los recursos y convertirlos en “mermelada”, la cual denunciamos en su momento, y al mejor estilo de Samper, como bien se lo advirtió en aquella época, Usted ha utilizado esos y otros recursos del Estado, para comprar congresistas, algunos medios de comunicación y hasta sectores de la Justicia. Pervirtió a la Fiscalía, convirtiéndola en instrumento nefasto de corrupción, persecución y politiquería.

Usted acabó con el sistema de salud que venía en franca recuperación; con el sector agropecuario cuya protesta social ha salido a las carreteras; con sectores de la educación. Les mintió a los camioneros, a los trabajadores de la Justicia, a las madres comunitarias. Nos ha mentido permanentemente a todos los colombianos.

Y ni hablar de sus acuerdos con Timochenko y su organización criminal. Cuando el presidente Álvaro Uribe Vélez dijo que Usted le estaba entregando el país a las Farc y que llevaba a Colombia hacia el “Castro-Chavismo”, Usted siempre le respondió con infamias e insultos. Le dijo “rufián de esquina”, que andaba con “un puñal debajo del poncho”, en fin, no ha ahorrado calificativos injuriosos para referirse a quien lo llevó a la Presidencia y a quienes ejercemos la oposición desde la democracia. Y con dolor de Patria vemos que aquellas palabras del presidente Uribe se convirtieron en la triste realidad que hoy vive Colombia. Uribe no estaba equivocado.

 

Por culpa exclusiva suya, viene una etapa dolorosa para los colombianos: una organización terrorista haciendo proselitismo armado, con una fortuna ilícita incrementándose día a día con el narcotráfico, la extorsión y la minería criminal. Sus cabecillas abusando de la “nueva justicia” diseñada por ellos para su propio beneficio y para utilizarla en contra de sus malqueridos o enemigos, es decir, para perseguir a militares, policías y civiles. Este es el país que Usted hoy entregaría.

Doctor Santos, en su Gobierno han ocurrido los escándalos de corrupción más grandes y graves de la historia. Saludcoop, Caprecom, Reficar, Fondopaz, Bioénergy, la venta de Isagén, Navelena, los sobornos de Odebrecht, entre otros muchos, que serán objeto de profundos y serios debates que ya comenzaron en el país. Los graves cuestionamientos a funcionarios de su Gobierno, como a los ex ministros González, Álvarez, Parody, y al ministro Cárdenas, al director de la ANI, a su Secretario Privado, a su Zar Anticorrupción. Los cuantiosos contratos entregados a familiares y amigos suyos y de sus funcionarios de manera directa, también serán motivo de debates y de ocupación de los organismos de control y de la Justicia.

Usted también le dijo a Samper, en aquella nota de 1996, unas palabras que hoy tomamos para decirle a Usted: “Una de las pruebas más fehacientes de una crisis de este tipo aquí o en cualquier parte es cuando un Jefe de Estado pierde su poder de convocatoria y su capacidad para imponer la agenda nacional.”

Pero, sin duda, los bochornosos hechos ocurridos en la financiación de sus campañas le quitan a su mandato toda la legitimidad. En cualquier país del mundo la confesión del gerente de la campaña de Presidente de la República, de haber recibido dineros por fuera de la ley, además de una empresa extranjera, habría producido la inmediata destitución o, por lo menos, la renuncia del Presidente. En este caso, además de haber perdido la legitimidad, como Usted mismo se lo dijo a Samper en aquel idéntico momento: “El problema de fondo, el que realmente afecta su capacidad para gobernar, es que perdió la credibilidad.”

En su caso, no es solo porque lo digan las encuestas tan bajas que reflejan la percepción ciudadana, sino porque los hechos, demostrados o confesados por su gerente de las campañas, así lo indican: los US$400 mil que giraron para los afiches de su Campaña 2010; el US$1 millón que le habría entregado el ex congresista Bula a Giraldo y Prieto; y el otro US$1 millón recibido en Panamá para unas encuestas, durante la campaña de 2014, son hechos demasiado graves que lo ubican a Usted en una posición de indignidad que lo obligan a apartarse del cargo. Se ha manchado la institución de la Presidencia de la República.

Usted ha tratado de tapar el Sol con un dedo a través de cortinas de humo, para ocultar la gravedad del problema institucional que está viviendo Colombia; esto, sin duda, muestra la pérdida de gobernabilidad y de credibilidad, razón por la cual coincidimos con Usted cuando le dijo a Samper: “Cualquier cosa que proponga el Gobierno, será interpretada como una nueva cortina de humo u otro burdo intento de comprar apoyo político.”

Por lo anterior, y muchos otros motivos, por el bien de Colombia, y para evitarle a las instituciones y a la democracia mayores daños irreparables, como los que ya de por sí su Gobierno han causado, le pedimos categóricamente que renuncie a la Presidencia.

Bogotá, marzo 29 de 2017

Bancada congresistas Centro Democrático

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