¡Duele!

Por: Fernando Nicolás Araújo

¡Dolor! Lo que viví el sábado 17 de junio. Fue dolor por las víctimas del atentado, que no me tocó imaginar, pues las inoportunas fotos que circularon en las redes sociales fueron suficiente evidencia.

Me embargó el dolor de pensar que cada acto de terrorismo es ejecutado por un ser sin alma. Inevitablemente me llegó a la memoria las granadas del Bogotá Beer Company y el atentado contra elClub El Nogal en 2003, y me causó más dolor, que se agudizó cuando repasé en mi cabeza que los responsables de esos crímenes, junto a 1.600 narcoterroristas responsables de otros tantos, fueron liberados.

También me llenó de dolor recordar los policías asesinados recientemente por el plan pistola del Clan del golfo, los atentados en Arauca, que no llegan a ser titulares de prensa pero que igual me duelen.

Por supuesto, nada de esto es casualidad. Hay una directa relación entre la impunidad, narcotráfico y terrorismo. El atentado sucede exactamente después de la falsa entrega de armas de las Farc, y luego de la negativa del gobierno colombiano a los EEUU de luchar contra el narcotráfico. Porque renunciar a la aspersión aérea es claudicar ante el cultivo de coca.

La peor crisis económica, institucional y social, no la van a resolver sus responsables. Ni Santos, ni las Farc, ni quienes han sido aliados de este Gobierno. El futuro de Colombia no puede quedar en manos de quienes la han desangrado, ni de quienes con concesiones estimulan la violencia.