Bogotá, 14 de octubre del 2015. Don Fabio Echeverri hizo celebre en los años 80´s la frase de “la economía va bien pero el país va mal”. En 2015 se han confirmado muchas de las “apocalípticas” hipótesis de los militantes del Centro Democrático respecto al abandono de la seguridad, la impunidad y elegibilidad política concedidas en La Habana y la eventual entrega del país al Castro-Chavismo. Lo que reafirma que el país va mal. Ahora, veamos cómo va la economía.
Las consecuencias de la dependencia del Gobierno a los hidrocarburos (abandonando otros sectores generadores de crecimiento y de empleo) y el desbordado gasto estallaron a mediados de 2014. Inmediatamente, el Gobierno presentó una reforma tributaria confiscatoria que ahuyenta la inversión y desacelera la economía.
Durante lo corrido de 2015 se han comprobado los temores: La economía colombiana no tiene una estructura para crecer a más del 3% sostenido, la época de la bonanza por el petróleo ya es pasado, la tasa de cambio se mantendrá alrededor de $2.800, y lo que se pensó en un inicio como un crecimiento momentáneo de la inflación, será una constante (5%), pues las expectativas de inflación a futuro se han desanclado. Al tiempo, el Banco de la República ha tomado la decisión de comenzar a subir su tasa de interés (4,75%) para controlar los precios, con el efecto sobre el crecimiento y el desestimulo a la demanda.
¿Cuál es el panorama de la economía hoy? Primero, el Gobierno es incapaz de reducir el derroche en funcionamiento y para sostenerlo hace aprobar un presupuesto basado en supuestos irreales que el propio Ministro reconoce no va a cumplir. Segundo, esta realidad nos va a traer dos escenarios, o mayor endeudamiento o una nueva reforma tributaria para aplicar impuestos a las entidades sin ánimo de lucro (léase fundaciones, corporaciones, cooperativas, etc.). Así pues, no se sorprendan si en poco tiempo tenemos la quinta reforma tributaria del gobierno Santos.
Ahora bien. ¿Cómo está afectando esta nueva realidad económica al ciudadano de a pie? Con el desborde de los precios, hoy consumimos productos más caros y el salario de un colombiano tiene menor poder de compra. El costo del crédito seguirá creciendo a medida que el Banco de la República siga subiendo las tasas. El exportador y el industrial nacional están intranquilos, no hay política industrial ni capacidad exportadora para intentar aprovechar la tercera mayor devaluación mundial. Finalmente, las cifras de desempleo han comenzado a ceder y el colombiano ya lo está sintiendo. Lo peor de todo es que el Gobierno sigue viviendo en el país de las maravillas.
En este escenario podemos decir que la economía va mal y tiende a empeorar. Mientras tanto el Congreso aprobó, con el voto negativo del Centro Democrático, un Presupuesto que castiga la inversión para premiar el gasto en funcionamiento. De nada sirvieron las voces que pedían que se congelara el gasto a la realidad nacional. En 2016 el déficit de la caída de los precios de las materias primas se calcula en 20 billones de pesos. Si el Gobierno no reacciona podemos poner en riesgo la estabilidad macroeconómica.
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LO DICHO POR EL SENADOR ARAÚJO ES LA REALIDAD. SÓLO EL GOBIERNO DE SANTOS NO LO ENTIENDE. NO SÉ QUE HACE UN MINISTRO DE HACIENDA, DISQUE CONSERVADOR EN ESA CARTERA EN SILENCIO MUDO.